Tasar una obra de arte no es tarea fácil, ya que hay diferentes factores que aumentarán o no el valor de ésta. Además, es un proceso que consta de diversos pasos. Por lo que, si tienes curiosidad sobre ello, en este post repasamos los pasos más importantes para saber el valor real o aproximado de una obra de arte. Además, te explicaremos cómo funciona el mercado de la inversión en un sector siempre al alza. Y recuerda que, si quieres aprender a valorar obras de arte, a través del curso Experto en Tasador de Obras de Arte y Pintura adquirirás todos los conocimientos y técnicas necesarias para ello.

¿Qué es y para qué sirve la tasación de obras de arte?

La tasación de obras de arte tiene como objetivo conocer cuál es el precio de la obra en cuestión independientemente de su formato (pintura, escultura u objetivo decorativo). El proceso, que explicaremos posteriormente, se caracteriza por una serie de pasos. Pero se lleva a cabo, principalmente, para:

  • Catalogar el bien correspondiente. Se incluyen datos como sus características artísticas e históricas.
  • Estimar el precio de la obra. Es recomendable valorar este aspecto antes de su posible venta o a la hora de asegurarla.
  • Obtener certificados de autenticidad de la obra.
  • Reclamar ante posibles peritaciones robos, estafas o daños que haya sufrido la obra.
  • Aclarar los términos en el reparto de bienes en separaciones y herencias.
  • Tener una base a la hora de valorar la operación de compraventa correspondiente.
  • Gestionar el inventario de obras de un particular y de instituciones privadas y públicas.
  • Etiquetar y catalogar las obras.
  • Afrontar conciliaciones contables con mayor facilidad.
  • Valorar la donación de la obra en el caso de pago de impuestos.
  • Peritar, tasar y valorar las antigüedades correspondientes.

Pasos para tasar una obra de arte

El tasador de obras sigue diversos pasos para conocer el valor real o aproximado de estas. Ahora bien, los pasos a seguir pueden variar dependiendo de la etapa de cada tasación. Eso sí, el primero de todos es catalogar la obra. La catalogación se divide su vez en diversas etapas. Estas son:

Determinar la autoría

Es la más importante para la tasación. Resulta indispensable afrontarla teniendo en cuenta algunos aspectos como:

  • La datación temporal. Se realiza dependiendo de la evolución de cada estilo y observando sus elementos de valor en la obra.
  • La calidad. Es esencial, ya que servirá para determinar el tipo de obra de forma más concreta. En ocasiones, puede tratarse de un boceto, en otras, de una obra terminada. Lo importante es valorar su importancia histórica y su procedencia. La combinación de ambos aspectos incide, directamente, en el valor final.
  • El estado de conservación. Es el remate final, ya que también es un aspecto que valoran mucho los compradores. Una obra de mucha calidad mal conservada vale menos que una de inferior importancia, pero conservada en perfecto estado.

La comparativa con obras testigo

Tras catalogar la obra, hay que compararla con otras que se denominan testigo (las más similares a la obra a tasar valorando los aspectos del apartado anterior). Hay que revisar su precio en el mercado usando herramientas especializadas. Saber cuánto se paga en el mercado secundario por cada una de ellas ayuda a realizar una estimación aproximada.

Es esencial consultar la información en páginas especializadas de casas de subastas de reconocido prestigio. Una mala catalogación te puede llevar a pensar que el precio es el correcto, pero podrías cometer un error. Si te es posible, compara en varias páginas el precio para mayor seguridad.

Comparar los remates

Tras comparar todos los precios, es el momento de llegar a una conclusión. Alternativas como la metodología econométrica son eficaces. Lo mejor es repasar los apartados anteriores para conseguir que la tasación sea exitosa.

¿Qué factores influyen en el valor de una obra de arte?

Si bien los ya mencionados pueden parecer los más importantes, hay otros de enorme importancia que han de valorarse:

Currículo del artista

Si es conocido ha de usarse el dato para conocer a qué etapa pertenece la obra y su influencia sobre obras futuras. De no ser reconocido, hay que analizar cuál ha sido su recorrido artístico, dónde ha expuesto o cómo valoran su producción tanto las galerías como los expertos.

Autenticidad

Es totalmente imprescindible confirmar que la obra es auténtica. Si bien es más fácil cuando un autor está vivo, al haber fallecido se complica bastante el confirmarlo. Recopilar la información correspondiente sobre la obra ayuda a conseguir el objetivo de confirmar si el objeto a tasar es, o no, auténtico.

Temática

Hay algunos temas que se han convertido en el sello más característico de un autor concreto. Otros no son tan fáciles de valorar o vender. Una vez más, el repaso a la producción del artista es esencial.

Técnica utilizada

El óleo suele estar mejor valorado que otros materiales. Los grabados también son más costosos que una obra en papel. Es cuestión de revisar las características detalladamente.

Tamaño

Dependiendo del mismo, así será el precio final, pero todo dependerá del comprador. Las obras grandes se valoran mejor que las pequeñas, pero estas últimas son ideales para compradores que quieran colgarlas en su hogar.

Estilo

Se valora mejor el propio que la copia de otros más conocidos. Cada autor es conocido por un estilo particular, aunque haya probado con distintas tendencias. El que sea más identificativo será el que obtenga una valoración más alta.

Historia de la pieza

Se conoce como Provenance y recoge quién la vende, dónde se ha exhibido, de dónde procede y cuáles son los documentos que certifican su autenticidad.

Valor distintivo

Cuanto más distinta sea la obra, más posibilidades hay de explotar su rareza y de obtener un mayor rendimiento económico.

¿Cómo funciona el negocio de la inversión en obras de arte?

El negocio relacionado con la inversión en obras de arte va bastante bien, teniendo en cuenta los datos estadísticos que ofrece el sector.

De las grandes fortunas, el 61 % invierte hasta la mitad de su patrimonio en arte. Lo habitual es que expongan las obras en sus propios museos, pero cerca del 80 % de los coleccionistas valoran el rendimiento económico.

Por otro lado, los fondos de inversión en arte arrojan unas ganancias anuales que oscilan entre un 7 y un 28 %. Y la rentabilidad es del 13, 4 % lo que permite que cada compra se convierta en una prometedora apuesta de futuro.